Librería y Editorial El Ateneo
1949 - 134 pág
Para quien pasa un par de días en Buenos Aires es imposible dejar de notar que el 9 de Julio es una fecha especial de la historia argentina: la principal y más ancha avenida de la ciudad (140 metros) lleva esa fecha, 9 de Julio, como nombre. Fue el 9 de Julio de 1816 que la Argentina declaró su independencia de la monarquía española. Como la historia fue escrita después, parece que la república era la elección lógica como la forma de gobierno de la nueva nación independiente. Otras fuentes, sin embargo, han señalado que el consenso fue una construcción posterior y que en realidad tuvieron lugar arduas discusiones sobre la forma de gobierno a implementar.Un detalle de aquel histórico día en el Congreso de Tucumán puede confirmar que en verdad habían intenciones de continuar con la vía monárquica. En el momento de la declaración formal de la independencia había un solo extranjero en el lugar, un oficial sueco de nombre Johan Adam Graaner.
Nadie puede decir con seguridad cómo llegó Graaner a tomar parte del Congreso en Tucumán y las teorías que se han dado como explicación son muchas. Una de las más controversiales es que estaba allí ese día para sondear la posibilidad de que el rey sueco Karl XIV Johan fuese rey de la Argentina. Entre las notas que Graaner escribió sobre sus impresiones del Congreso aparece que hubo una propuesta de establecer una monarquía constitucional con algún príncipe europeo. Otros, incluyendo al propio general Manuel Belgrano, habrían argumentado a favor de una resurrección del viejo Imperio Inca instalando a un descendiente del último emperador en el trono argentino, lo cual a su vez iba a estimular a los peruanos a levantarse en revuelta contra los españoles. Esos planes fueron tratados en gran secreto lo cual contribuyó a que quienes escribieron la historia dijeron que había consenso sobre la forma de gobierno a implementar. A su regreso a Suecia Graaner entregó una carta del Director General Pueyrredón así como una memoria detallada de su viaje a la Argentina al príncipe sueco. Se especula en cómo Graaner pudo haber financiado un viaje tan caro y cómo había tenido acceso a los círculos de poder más elevados de la Argentina de entonces y participar incluso del Congreso de Tucumán si no fuese mediante un encargo directo de la cabeza de estado sueco. En ese tiempo apenas un puñado de suecos habían puesto sus pies en Argentina y pasaría tiempo antes que otros comenzaran a llegar allí.
Otra posible explicación de la presencia del sueco es que era en realidad un enviado del príncipe de la corona sueca, pero no para investigar la posibilidad de su acceso al trono sino para investigar las posibilidades de intercambio comercial. Muy poco después sería enviado a la región con esa misión justamente. Tres meses después de su segundo viaje apareció un agente secreto francés en Buenos Aires e informó que habían rumores de que el príncipe de la corona sueca estaba a la caza de un nuevo trono en Sudamérica.
Por qué un hombre que pasó de mariscal de Napoleón a rey de Noruega y Suecia estaría buscando un nuevo trono? A comienzos de 1816 Bernadotte tenía todos los motivos para no sentirse seguro de su trono en Suecia, Gustaf III había sido asesinado en 1792; su sucesor al trono Gustaf IV Adolf había sido depuesto por un golpe militar en 1809; el príncipe heredero había fallecido en circunstancias extrañas; había un posible pretendiente al trono sueco que consistía en una familia real en el exilio y no era muy popular entre todos los suecos que un francés, que además era un hombre de Napoleón, fuese “importado” para ser el regente. La suma de todo es que Karl Johan tenía motivos ciertos para sentir cierta inseguridad en torno a su posición como monarca. Entre las cartas que Graaner envió a Suecia durante sus viajes se habla de las especulaciones en torno al trono argentino y partes de las cartas han sido arrancadas.
Cuál era la finalidad de los viajes de Graaner probablemente no lo sepamos nunca con seguridad. pero lo que sí sabemos es que sus cartas y sus notas sobre el Congreso de Tucumán son de gran importancia desde que Graaner como único extranjero ha dejado de esta forma una imagen más matizada de lo que realmente ocurrió en aquella histórica reunión del 9 de Julio de 1816.
OTRAS EDICIONES: no hay