sábado, 28 de diciembre de 2013

UN BUQUE HOLANDES EN AMERICA DEL SUR - Henrich Ottssen

                                                Oilen, Henrich - Un Buque Holandes En America Del Sur

                      Editorial Huarpes
                       1942 - 116 pág

                                             

                                               



1599 Febrero: llega el buque holandés (una Urca) “Mundo de Plata”, cargada de mercaderías y al mando del primer viajero que hará una reseña de la ciudad de Buenos Aires: Hendrick Ottsen .                                                                

Prólogo

Con la presente publicación Editorial Huarpes inicia la sección destinada a difundir el conocimiento de obras célebres sobre viajes, especialmente de aquellas que aún permanecen olvidadas. Tarea ímproba es ésta, máxime cuando se seleccionan rigurosamente los trabajos, a fin de dar cabida a los que por su seria documentación constituyen un aporte de gran valor para los estudiosos de esas cuestiones.
A esta clase de obras pertenece el Diario de viaje de Enrique Ottssen, el navegante holandés que a fines del siglo XVI llegaba al Río de la Plata.
El título del libro que nos ocupa compendia exactamente el objeto de aquella accidentada expedición, que el 15 de agosto de 1598 zarpara de Amsterdam   -8-   en dirección a las islas Shetland, al norte de Escocia; se dirigía a las Canarias, recorría gran parte del África, hasta la isla de Annobón, tomaba luego hacia el sur del Brasil y, costeando el Uruguay, llegaba a Buenos Aires, su escala terminal.
«Corto y verídico relato de la desgraciada navegación de un buque de Amsterdam llamado el Mundo de Plata, el cual después de reconocer la costa de Guinea fue separado de su almirante por el temporal, y después de muchos peligros cayó finalmente en manos de los portugueses en la Bahía de Todos los Santos donde fue completamente saqueado y destruido. Ocurrido desde el año 1598 hasta el de 1601».
Así tituló Ottssen su interesante Diario, en el que describe objetivamente no sólo los lugares recorridos, sino también los sucesos en que fuera actor principal.
El relato del piloto flamenco, casi desconocido en el mundo, muy brevemente es mencionado en poquísimos catálogos de famosos bibliógrafos. De él se hicieron dos ediciones en holandés: una en 1603 y otra en 1617. Catorce años transcurrieron entre la primera edición y la segunda. La traducción alemana se dio a conocer en 1604, en Francfort del Mein, por la renombrada casa de De Bry e Hijos.   -9-   La Biblioteca Nacional de Buenos Aires posee un ejemplar de la rara edición alemana, que fue adquirido en el año 1904. Tiene 62 páginas de texto impreso y 5 láminas que corresponden a otros tantos asuntos referidos en el libro, en cuya portada hay un grabado que representa a una mujer que, armada con arco y flecha, presencia una cacería cabalgando en un indefinible animal.
Enrique Ottssen fue un valiente navegante, de excepcional capacidad y, sobre todo, fue un cronista bien intencionado, animado siempre por el deseo de ser veraz y exacto en sus descripciones y referencias.

En su relato los estudiosos hallarán expuestas con escrupulosidad y laconismo interesantes informaciones de carácter histórico, científico y geográfico. Todo lo que va viendo o lo que le sucede durante el viaje es descripto sucintamente por el piloto.

J.R.POINSETT agente norteamericano 1810-1814 - Guillermo Gallardo


                                                                 Emecé
                           1984 - 318 pág


Joel Roberts Poinsett (2 de marzo de 177912 de diciembre de 1851) fue un botánico y estadista estadounidense. Fue miembro de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, el primer Ministro de los Estados Unidos sobre México (no se nombró un embajador para México hasta 1896). Secretario de Guerra en la presidencia de Martin Van Buren y cofundador del Instituto Nacional para la promoción de las Ciencias (un organismo predeceesor de la Smithsonian Institution), en su honor se nombró el Condado de Poinsett y la poinsetia (en México se le conoce como Flor de Nochebuena), una flor asociada con la Navidad.
Nacido en 1779 en CharlestonCarolina del Sur, hijo de Elisha Ponsett y Ann Richards, fue educado en Connecticut y Europa, donde inició estudios de leyes y medicina, que abandonó. Sirvió como “agente especial” en los países de América del Sur desde 1810 a 1814 (fue enviado allí por el presidente James Madison en 1809 para investigar las posibilidades de los revolucionarios en su lucha por la independencia de España), participando en la Guerra de Independencia de Chile, en el ejército chileno al mando del general José Miguel Carrera Verdugo, del cual fue amigo personal.

                                            

viernes, 27 de diciembre de 2013

VIAJE A CHILE A TRAVES DE LOS ANDES - Peter Schmidtmeyer


                                                       Editorial Claridad
                       1947 - 350 pág

Peter Schmidtmeyer, (1772 - 1829), fue un viajero inglés que recorrió Sudamérica entre los años 1820 y 1821 y se interesó en retratar el carácter exótico del recorrido entre Buenos Aires y Santiago. El libro que realizó como registro de su viaje incluye grabados de varios litógrafos extranjeros: Rowney y Forster, C. Motte, Antonio Aglio y G. Sharf.

                                                     Travels into Chile over the Andes in the years 1820 and 1821 :with some sketches of the productions and agriculture ...


                                                   

                                     

                                        

                 
                                                               Posta del Desaguadero

ROSAS VISTO POR UN DIPLOMÁTICO FRANCÉS - Alfredo de Brossard


                                                               Editorial Americana
                           1942 - 372 pág. 

La obra de Alfredo de Brossard, secretario del Conde Alejandro Colona Walewski, enviado en misión especial por Francia ante la Confederación Argentina, se titula: "Consideraciones históricas y políticas sobre las Repúblicas del Plata en sus relaciones con Francia e Inglaterra". Es una obra importante. Original por sus observaciones y por su contribución para el mejor conocimiento de una época y de un personaje argentinos que no pierden interés, dada la riqueza dramática de la una y la complejidad psicológica del otro. El arte literario mucho tiene aún que explotar a ambos en su "pequeña historia". La obra del joven diplomático francés, llegado a Buenos Aires en 1847, se publicó en París, a fines del año 1850. Y aún no ha sido traducida a nuestro idioma. La EDITORIAL AMERICANA, salva ahora tan imperdonable negligencia. Constituyen las "Consideraciones históricas y políticas" de Brossard, estos cinco libros:
1.- Dominación española en el Río de la Plata (1508-1810)
2.- Independencia y Constitución (1810-1829)
3.- Americanismo y civilización (1829-1840)
4.- Intervenciones franco-inglesas (1840-1848)
5.- El General Rosas.
Este último es el más interesante, por ser el fruto de la sagaz penetración y la observación vivaz de su autor en quien se admira la capacidad para abarcar tan extenso y complicado paisaje histórico en el brevísimo tiempo que le tocó vivir en el Río de la Plata (llegó el 10 de mayo y partió el 2 de julio de 1847). Empero, necesario ha sido traducir también los dos libros que preceden a las impresiones de Brossard sobre Rosas. En ellos se introduce al lector en el ambiente mental que el diplomático francés se había hecho de la historia y las costumbres del Plata, como de su juicio sobre los más importantes actores de aquella y de su visión sobre los intereses de estas repúblicas – Brasil, Paraguay, Uruguay y Argentina – relacionados con los de la Francia industrial y burguesa, colonizadora y comercial de mediados del siglo XIX.
Necesariamente, Brozzard habla y juzga como francés. Antes que nada, ve en estas regiones tan ricas de producción prima y sin más industrias que las artesanas, un estupendo mercado para desabarrotar los puertos franceses, y descongestionar el horizonte político de su país, amenazado por la inquietud de un proletariado numeroso y hambriento, a quien las máquinas ya comenzaban a quitar trabajo. No olvidemos que estamos en 1847, a un año, pues, de la revolución del 48, triunfante primero y sangrientamente reprimida después; y que esta revolución del 48 es trascendental en la historia de la evolución humana, porque en ella Europa vio exponer el primer programa de reivindicación obrera.
En los dos primeros libros, los que van desde el descubrimiento de Solís hasta 1829, Brossard reproduce lo que ha leído. No tienen, pues, la importancia que poseen los tres siguientes, sobretodo el último, - como ya lo dijimos -, visión directa y documental del gobernante porteño.
Hallamos en estos libros páginas tan interesantes como las dedicadas a los retratos de Rivera, Oribe, Rosas, el doctor Francia del Paraguay, y sus paralelos. Recalca también Brossard la admiración que Rosas siente por el doctor Francia y como éste es su maestro hasta cierto punto. La política de aislamiento en la que Rosas se empecinó – aún centro de loas, como ejemplo de "nacionalismo", por historiadores de visión limitada – y que terminó por llevarle al fracaso, tiene su modelo en el Paraguay del doctor Francia. Brossard insiste en que uno y otro país, el colonial y mediterráneo Paraguay, y la Argentina, abierta al océano y ya influenciada por Europa -¡que Rivadavia y sus "legistas hablantines" no en vano habían vivido! – eran muy diversos para poder ser gobernados de igual manera. El doctor Francia pudo imponer el aislamiento al Paraguay y transmitírselo como sistema de gobierno a los gobernantes que le sucedieron: los López; su discípulo, Rosas, en cambio, jamás consiguió aislar totalmente, no sólo a la Argentina, ni aún al litoral; tampoco a la provincia de Buenos Aires. En cuanto al proteccionismo aduanero que le valió el apoyo de los hacendados y latifundistas bonaerenses, de quienes era él la más acabada expresión y el más celoso guardián de los intereses comunes, Brossard lo juzga: "El sistema financiero de Rosas no es otro que el de la bancarrota organizada".
Un año más, y la predicción se cumpliría. El librecambismo de Moreno, o sea Mayo, llegaría con las huestes de los hombres del litoral brasileño – uruguayo – argentino que necesitaban la libertad de los ríos interiores que el "colonial" Rosas les negaba, encastillado, a lo godo, en su idea del puerto único. Los discípulos de Echeverría, los jóvenes conspiradores de la Asociación de Mayo, maduros ya, se aproximaban, y las plumas de Alberdi y Sarmiento ennegrecían papel para terminar con el hombre que había intentado – para beneficio de su clase, los ganaderos y saladeristas – detener la evolución del país. Brossard, hombre que demuestra profundas preocupaciones económicas y que ve la parte interna de la política, no se engaña con respecto al sistema que mantiene a Rosas y sus estancieros en el poder. A pesar de los triunfos de sus armas, el diplomático francés comprende su inestabilidad: Rosas es un reaccionario. De frente al porvenir, pretende detenerlo. Esto es ir contra la naturaleza. Las fuerzas vitales de la nación, fatalmente, rebasarán el dique, por más que éste se halle representado por ese hombre de una voluntad, una energía y una astucia verdaderamente extraordinarias. Y este es otro punto en el cual podemos apreciar las vistas del secretario de la Misión Francesa. Muchos historiadores de Rosas – enemigos o partidarios – se han entretenido en pintar, con vivos colores, al hombre fuerte que en él había: déspota cruel para sus adversarios, patriota celoso para sus adictos. Brossard nos hace ver, sobretodo, en qué reside el secreto de los triunfos de Rosas: en su astucia. No es un "guerrero" este general sin batallas; no es un caudillo como Quiroga, bravo hasta lo inverosímil; pero es un político. De tener al agudo Machiavelo como historiador, ¡qué catecismo de florentina sutilidad diplomático-política pudo dejarnos el autor de "El Príncipe" con ejemplos sacados de este "gaucho" de las pampas que no lo leyó nunca! ("¡Bah, cosa de gringo!" – como él diría). En la vieja sangre europea de este criollo rubio, dilúyanse, ¡vaya a saber qué experiencias vividas en cortes medioevales o renacentistas!
Prueba de ello, el "romance" que Don Juan Manuel hace vivir a su pobre hija Manuelita, instrumento de su voluntariosa astucia, con lord Howden, el representante de Inglaterra que, al par de Walewski, integraba la 3ª. de las misiones anglo-francesas ante el señor feudal de Palermo.
Lord Howden, hombre maduro, divorciado de su esposa y por este fracaso tal vez predispuesto al amor, llega a Buenos Aires y se relaciona con Manuelita, entonces de veintiocho años. La vivacidad, el encanto, quizás lo exótico de esta criolla, cordial y esbelta, seducen al ingenuo cortesano inglés, harto de tanta rigidez protocolar. La galantea. Y como es sentimental, este John Hobar Casadoc, lord Howden, barón de Irlanda, par del Reino Unido, caballero de varias Ordenes y coronel de los ejércitos de Su Majestad Británica, tiende un puente de amor que, pasando sobre sus títulos y tradiciones, une su corazón de hombre maduro y desilusionado, con el tierno, limpio corazón – él lo supone – de aquella joven, hija queridísima de un gobernador de gauchos. Algo así como una reina de salvajes. Pero en aquel corazón limpio y tierno impera un hombre. Y un hombre terrible. Rosas manipula con él y de él se vale para jugar con el diplomático de Gran Bretaña. Las cartas de Manuelita en respuesta a las corteses epístolas del lord, es Rosas quien las contesta. Ella solo copia. Se hacen paseos, cabalgatas a Santos Lugares, a la Boca, a la Blanqueada (Belgrano); Manuelita habla con el lord, lo entera, a su modo, - mejor al modo de Rosas – de quienes son los "unitarios" y de sus criminales proyectos. Lord Howden escucha y cree. Ya no es el enviado de una nación bloqueadora, es el aliado del "Tatita" de aquella joven que se apoya en él contra los enemigos de su padre. Y como Lord Howden es caballeresco, propone a Manuelita casarse con ella…
La misión Waleski-Howden ya ha fracasado. El enviado francés ha partido de Buenos Aires. En este fracaso ha tenido su buena parte de culpa el inoportuno amor del representante inglés, fríamente dirigido por las blancas manos del gaucho de los Cerrillos, que si aquí aprendió a domar potros, nació sabiendo domar hombres, y no sólo "a lo gaucho", sino también "a lo indio pampa", con sus suaves modos diplomáticos y arrumacos políticos.
Lord Howden se puso en conflicto con el conde Waleski y levantó el bloqueo de la escuadra inglesa. Rosas, una vez más, había triunfado. Entonces se dedicó a que la joven se alejase del hombre maduro que la cortejaba. Y Manuelita, siempre fría y dócil, instrumento impasible, siempre sin vibración humana, así lo hizo…
La discreción era necesaria por cuanto Brossard, discreto, - según cabe a un historiador que también es diplomático, - nada dice del romance al hablar del fracaso de la misión.
Aunque ésta es la primera traducción que a nuestro idioma se hace en libro de las páginas en que Brossard habla de Rosas, antes, algunas de ellas, fueron vertidas fragmentariamente: A la aparición del libro en París, el diario "El Comercio del Plata" – ya dirigido por Valentín Alsina, por el asesinato de Florencio Varela – publica desde la ciudad sitiada – Montevideo – una serie de artículos. En unos lo comenta; en otros se ciñe a traducir algún capítulo, a ponerle notas, a entrar con él en polémica. Desde el 26 de febrero hasta el 17 de mayo de 1851, el "Comercio del Plata" se ocupa del libro de Brossard. Prueba esto que no escapó a los intelectuales contemporáneos la importancia de la obra.
1942

jueves, 28 de noviembre de 2013

VIAJEROS - Gustavo Giovagnoli



                                                                   Sudamericana
                                                                  2008 - 207 pág

Solapa:Gustavo Giovagnoli nació en Buenos Aires en 1959. Es licenciado en Letras, egresado de la UBA. Navegó durante más de diez años en buques de la marina mercante. Ha recibido varias distinciones por su trabajo literario; entre ellas del Fondo Nacional de las Artes y de la Secretaría de Cultura de la Ciudad. Actualmente se dedica a la investigación y a la docencia. viajeros.sud@gmail.comContratapa:Giovanoli da muestras de ser un excelente narrador y un excelente cronista en esta revisión de viajes y viajeros que vinieron a la Argentina para contarla. Con una sobriedad y una economía de medios admirables, nos hace saber cómo se construyó esa patria extraordinaria y paralela, medida por el recuento y el asombro. Los temperamentos y los itinerarios reflejan la aventura que deparaba este sur inexorable a miradas muy distintas. Los primeros viajeros no parecen aventajar a los últimos en coraje y peripecia; y los últimos solicitan una atención corregida por la experiencia reciente para que nosotros, lectores, tengamos una perspectiva cabal de esa semblanza. Un paseo imprescindible por una geografía compuesta ya de aciertos, errores, conquistas, fruiciones y perplejidades que nadie debe dejar de leer.

Hay un libro reciente, escrito por Gustavo Giovagnoli, quien, además de ser licenciado en Letras por la Universidad de Buenos Aires, realizó numerosos viajes durante una década en buques de la marina mercante. El texto que ha visto la luz se llama “Viajeros”, y bien resume lo que trata la frase que sigue al título: “Testimonios de extranjeros que visitaron la Argentina desde 1520 hasta hoy”.
Antes de avanzar en algunos puntos sobresalientes de la publicación conviene decir que su autor ha logrado articular un relato de la mirada extranjera sobre nuestro país, lo que requiere, para el lector, librarse de prejuicios, y adentrarse en estas historias, reales y documentadas, con un espíritu de amplia autocrítica. Acostumbrados a creer que nosotros mismos podemos dilucidar el gran misterio llamado Argentina, este aporte trae, sin embargo, testimonios, sensaciones y hasta preguntas, que aportan renovadas visiones de nuestra historia. La invitación para compartir el texto es, quizá, apropiada para intentar un debate más serio y profundo frente al Bicentenario. Increíblemente, uno de los escenarios del libro se sitúa en el primer Centenario del país, y, vaya paradojas, el país parece calcado de algunas discusiones y realidades que dominan los días un siglo después.
Para intentar un resumen hay que decir que el primer extranjero en registrar su paso por el país fue el italiano Antonio Pigafetta, venido en la expedición al mando de Hernando de Magallanes, en 1519, tripulación que sólo estaba integrada por hombres. Gracias a sus invenciones se extendería por algunos siglos el mito de los gigantes de la Patagonia, aquellos hombres que más bien fueron producto del fervor literario y el elemento exótico de este confín del mundo que comenzaba a ser explorado: “Durante dos meses no vimos alma viviente por aquella tierra; un día apareció de improviso en la playa un hombre de estatura gigantesca, casi desnudo, que, bailando y cantando, se echaba arena en la cabeza”.
El relato del libro, como se ha dicho, se articula con los documentos y libros de varios viajeros, categoría que el mundo parece haber perdido en los vaivenes del turismo, las experiencias masticadas y la escasa voluntad que suele verse en aquellos que viajan por entender y comprender, y, más aún, vivir, el lugar que se visita. El alemán Ulrico Schmidel deja testimonio en su célebre y costosísimo libro “Viaje al Río de la Plata”, un cuarto de siglo más tarde, del primer intento de asentamiento en la actual Buenos Aires. Schmidel era uno de los que integraban la tripulación a cargo de Pedro de Mendoza. Aquella fundación sucedió en el actual Parque Lezama, la divisoria entre los barrios de San Telmo, la Boca y Barracas.
El hambre de aquellos expedicionarios fue atroz. Basta repasar uno de los párrafos más visitados de Schmidel para entender lo que significaba vivir aquí hace 500 años: “Sucedió que tres españoles robaron un caballo y se lo comieron a escondidas. Y así esto se supo se los prendió y se les dio tormento para que confesaran. Entonces se pronunció la sentencia de que se ajusticiara a los tres españoles y se los colgara en una horca”. Pero la historia no termina aquí. “Ni bien se los había ajusticiado y se hizo de noche, y cada uno se fue a su casa, algunos españoles cortaron los muslos y otros pedazos del cuerpo de los ahorcados, se los llevaron a sus casas y allí se lo comieron. También ocurrió entonces que un español se comió a su propio hermano que había muerto. Esto ha sucedido en el año 1535, en el día de Corpus Christi, en la referida ciudad de Buenos Aires”, registra Schmidel.
Una de las cuatro citas que comienzan el texto, una verdadera melange que oscila entre Ruy Díaz de Guzmán, el escritor Gram. Greene, el estoico Plinio y la condesa Eugenia de Chikoff, es un buen cierre para terminar esta primera nota sobre algunos de los viajeros que han pasado y que Gustavo Giovagnoli ha condensado en forma didáctica y muy amena. Y es la cita de Plinio un buen final. Observa el autor de Historia Naturalis:“Emprendemos largos viajes y surcamos vastos mares para ver cosas que, cuando las tenemos ante nuestros ojos, nos pasan inadvertidas”.


VEINTE AÑOS EN BUENOS AIRES 1745 - 1765 - Rodolfo G. de Nevares


                         Editorial Dunken
                          2010 - 173 pág  




El libro que tiene en sus manos, estimado lector, es un relato sobre los años que Pedro de Nevares Trespalacios, oriundo de Asturias, vivió en Buenos Aires, entre 1745 y 1765. Para darle un marco a este período de su vida, nos extendemos sobre su regreso a España, su casamiento en Sanlúcar de Barrameda, y sus viajes posteriores también a Buenos Aires, en 1784 y 1788.Pienso que el relato será de interés para aquellos lectores cuyos ascendientes emigraron de España a Buenos Aires, como tantos otros, en busca de nuevos horizontes. También, a propósito del bicentenario de la República, es una manera de refrescar cómo era la vida en Buenos Aires en aquellos tiempos en que ésta era una colonia del reino de España. 

VIAJE A LA ARGENTINA, URUGUAY Y BRASIL 1830 - 1834 - Arséne Isabelle


                                                                   Emecé
                         2001 - 315 pág





Arsène Isabelle o Arsenio Isabelle ( Le Havre, Francia, 1795 – 13 de enero de 1879) fue un viajero explorador, naturalista, diplomático, comerciante y periodista francés, llegó al Uruguay en 1830 y casi de inmediato inició un viaje por Argentina, Brasil y Uruguay, que culminó con su conocido libro Voyage à Buénos Ayres et à Porto Alegre, par la Banda Oriental, de 1835.
En Uruguay se vinculó rápidamente al medio científico, participando en la primera excursión científica del Museo Nacional de Historia Natural de Uruguay, en 1837, junto con Bernardo Prudencio Berro Larrañaga y Teodoro Miguel Vilardebó. En el Herbario del Museo se conservan plantas colectadas por él entre 1838 y 1839.
  • Cuántos hombres de todo el mundo se han dejado engañar por el pomposo nombre de Río de la Plata!! El nombre engañador del Plata le fue dado, seguramente, por desprecio, porque no se ha encontrado jamás una partícula de oro o plata en este río o sus afluentes. Se diría que los primeros conquistadores, para consolarse de aquel chasco han querido, a su vez, engañar a los aventureros que siguieran sus huellas...
Traducción de Pablo Palant. Título original: Voyage à Buenos Ayres et à Porto Alegre, par la Banda Oriental, les missions d'Uruguay et la province de Rio Grande Do Sul

domingo, 10 de noviembre de 2013

VIAJE A AMERICA DEL SUR - H. M. Brackenridge


      Hyspamérica
      2 tomos
                      1988 - 511 pág             

Henry M. Brackenridge nació en Pittsburgh, Pennsylvania en 1786. Perteneciente a una familia de juristas, ingresó al foro a la edad de veinte años.
En 1817 - 1818 integró en calidad de secretario la misión que el presidente Monroe envió al sur del continente, encabezada por C.A.Rodney, con el cometido principal de recabar informes acerca de la situación reinante en los países recientemente emancipados del dominio español con vistas a un eventual
reconocimiento de la independencia por parte del gobierno norteamericano. Brackenridge recogió las notas tomadas durante su viaje en la obra titulada Voyage to South America, que apareció en dos volúmenes en Baltimore en 1819, y fue reeditada en Londres un año más tarde. La primera versión castellana, que data de 1927, llevó el título de La independencia argentina.

TITULO ORIGINAL  
                                     Voyage to South America.
                                     Performer by Order of the American Government, in the years                                       1817 and  1818, in the Frigate Congress.

TRADUCTOR    
                                     Carlos A. Aldao         


viernes, 18 de octubre de 2013

BUENOS AIRES Y MONTEVIDEO - Emeric Essex Vidal


                                                                     Emecé 
                          1999 - 171 pág


Emeric Essex Vidal (BrentfordInglaterra29 de mayo de 1791-BrightonInglaterra7 de mayo de 1861) fue un marino inglés y pintor aficionado, autor de las primeras pinturas realizadas sobre la vida pública en Buenos Aires y Montevideo.
Vidal nació en Inglaterra e ingresó de niño a la marina británica, en la que se desempeñó como oficial y escribiente, hasta 1853. En el curso de sus viajes, Vidal realizaba acuarelas con el fin de representar con el mayor realismo posible lo que veía, especialmente los paisajes, tipos humanos, vestimenta y actividades características de los lugares y pueblos que visitaba.
Vidal estuvo en Buenos Aires y Montevideo dos veces: en los últimos meses de 1816 y en 1828-1829.
Su primera visita de 1816, se realizó dentro de un período de dos años (del 7 de mayo de 1816 al 28 de septiembre de 1818) en los que fue destinado a la flota inglesa en el Atlántico Sur, desempeñándose como contador del buque de S.M.B. “Hyacinth”, fondeado en Brasil, y secretario del almirante de la escuadra. Es en este período en el que realiza la mayor parte de las acuarelas por las que fue reconocido.
Las acuarelas realizadas por Vidal en su primer viaje, despertaron en ese entonces interés en Gran Bretaña, donde se publicó en 1820, una libro titulado Picturesque Illustrations of Buenos Ayres and Montevideo (Ilustraciones pintorescas de Buenos Aires y Montevideo), editado por R. Ackermann, que incluye una serie de 22 acuarelas realizadas en Inglaterra a su vuelta, sobre la base de las realizadas en su viaje.
En ese libro, el editor escribió en la presentación:
...el autor de este trabajo se contentó con bosquejos, originalmente sin vistas a publicarlos, algunos rasgos característicos que presentaban las ciudades de Buenos Aires y Montevideo, y aquellas singularidades en las costumbres, maneras e indumentarias de las gentes en la forma más sorprendente que se les presentaran durante una residencia de tres años en el país. Estos diseños, cree él, resultarán tanto más aceptables a los interesados, cuanto que, a su conocimiento, ninguna ilustración gráfico de esos lugares había sido, hasta ahora, presentada al público.
Esas láminas publicadas en 1820, fueron utilizadas varias veces en las décadas siguientes para ilustrar publicaciones relacionadas con el Río de la Plata, pero recién en 1946 Vidal fue considerado como precursor de la pintura argentina.

                             
El Fuerte y la playa baja, su primera acuarela (1816).












 "Matadero sur".

sábado, 12 de octubre de 2013

LAS PROVINCIAS DEL RIO DE LA PLATA EN 1816 - Jean Adam Graaner


                                                            Librería y Editorial El Ateneo
                                                                                1949  -  134 pág



Para quien pasa un par de días en Buenos Aires es imposible dejar de notar que el 9 de Julio es una fecha especial de la historia argentina: la principal y más ancha avenida de la ciudad (140 metros) lleva esa fecha, 9 de Julio, como nombre. Fue el 9 de Julio de 1816 que la Argentina declaró su independencia de la monarquía española. Como la historia fue escrita después, parece que la república era la elección lógica como la forma de gobierno de la nueva nación independiente. Otras fuentes, sin embargo, han señalado que el consenso fue una construcción posterior y que en realidad tuvieron lugar arduas discusiones sobre la forma de gobierno a implementar.Un detalle de aquel histórico día en el Congreso de Tucumán puede confirmar que en verdad habían intenciones de continuar con la vía monárquica. En el momento de la declaración formal de la independencia había un solo extranjero en el lugar, un oficial sueco de nombre Johan Adam Graaner.

Nadie puede decir con seguridad cómo llegó Graaner a tomar parte del Congreso en Tucumán y las teorías que se han dado como explicación son muchas. Una de las más controversiales es que estaba allí ese día para sondear la posibilidad de que el rey sueco Karl XIV Johan fuese rey de la Argentina. Entre las notas que Graaner escribió sobre sus impresiones del Congreso aparece que hubo una propuesta de establecer una monarquía constitucional con algún príncipe europeo. Otros, incluyendo al propio general Manuel Belgrano, habrían argumentado a favor de una resurrección del viejo Imperio Inca instalando a un descendiente del último emperador en el trono argentino, lo cual a su vez iba a estimular a los peruanos a levantarse en revuelta contra los españoles. Esos planes fueron tratados en gran secreto lo cual contribuyó a que quienes escribieron la historia dijeron que había consenso sobre la forma de gobierno a implementar. A su regreso a Suecia Graaner entregó una carta del Director General Pueyrredón así como una memoria detallada de su viaje a la Argentina al príncipe sueco. Se especula en cómo Graaner pudo haber financiado un viaje tan caro y cómo había tenido acceso a los círculos de poder más elevados de la Argentina de entonces y participar incluso del Congreso de Tucumán si no fuese mediante un encargo directo de la cabeza de estado sueco. En ese tiempo apenas un puñado de suecos habían puesto sus pies en Argentina y pasaría tiempo antes que otros comenzaran a llegar allí.

Otra posible explicación de la presencia del sueco es que era en realidad un enviado del príncipe de la corona sueca, pero no para investigar la posibilidad de su acceso al trono sino para investigar las posibilidades de intercambio comercial. Muy poco después sería enviado a la región con esa misión justamente. Tres meses después de su segundo viaje apareció un agente secreto francés en Buenos Aires e informó que habían rumores de que el príncipe de la corona sueca estaba a la caza de un nuevo trono en Sudamérica.

Por qué un hombre que pasó de mariscal de Napoleón a rey de Noruega y Suecia estaría buscando un nuevo trono? A comienzos de 1816 Bernadotte tenía todos los motivos para no sentirse seguro de su trono en Suecia, Gustaf III había sido asesinado en 1792; su sucesor al trono Gustaf IV Adolf había sido depuesto por un golpe militar en 1809; el príncipe heredero había fallecido en circunstancias extrañas; había un posible pretendiente al trono sueco que consistía en una familia real en el exilio y no era muy popular entre todos los suecos que un francés, que además era un hombre de Napoleón, fuese “importado” para ser el regente. La suma de todo es que Karl Johan tenía motivos ciertos para sentir cierta inseguridad en torno a su posición como monarca. Entre las cartas que Graaner envió a Suecia durante sus viajes se habla de las especulaciones en torno al trono argentino y partes de las cartas han sido arrancadas.

Cuál era la finalidad de los viajes de Graaner probablemente no lo sepamos nunca con seguridad. pero lo que sí sabemos es que sus cartas y sus notas sobre el Congreso de Tucumán son de gran importancia desde que Graaner como único extranjero ha dejado de esta forma una imagen más matizada de lo que realmente ocurrió en aquella histórica reunión del 9 de Julio de 1816. 


OTRAS EDICIONES:    no hay

miércoles, 18 de septiembre de 2013

VEINTICUATRO AÑOS EN LA REPUBLICA ARGENTINA - John Anthony King


                                                              El elefante blanco
                                                               2003 - 313 pág

Interesantísimo documento de un testigo y protagonista de nuestra historia entre 1817 y 1841.

John Anthony King nació en Nueva York en 1803. A fines de 1817 llegó a Buenos Aires en viaje de aventura y se incorporó poco después al ejército argentino, donde alcanzó el grado de coronel. Tuvo oportunidad de ser testigo y actor en la vida civil y militar del país, desde su llegada y hasta su regreso a los Estados Unidos en 1841.

En 1846 publicó en Londres el relato de sus aventuras impreso por Longman, Brown, Green and Longmans. Esta obra, casi ignorada, fué traducida al español por Juan Heller, con los auspicios de la Universidad de Tucumán, cuyo rector, Juan B. Terán, cedió la traducción a La Cultura Argentina, que la editó en 1921.

ACERCA DE ESTE LIBRO  esta edición forma parte de la colección de relatos editada por Ediciones El Elefante Blanco.Puede encontrarse algún ejemplar en librerías de nuevos Un texto olvidado que de casualidad fué encontrado en Londres por un amigo de Mitre.

OTRAS EDICIONES

- Hyspamérica  1988  250 pág




- Vaccaro - La Cultura Argentina  1921    184 pág





- Editorial Claridad   2013



viernes, 30 de agosto de 2013

CAUTIVO EN LA PATAGONIA - Benjamín Franklin Bourne


                                                           Ediciones Continente
                        2006 - 125 pág


El sorprendido aventurero Benjamín Franklin Bourne salió de la costa este de los Estados Unidos con la intención de hacerse rico con el oro del oeste. Pero su barco, que a la sazón debía atravesar el Estrecho de Magallanes, tuvo la mala ocurrencia de pararse a negociar con unos habitantes naturales que parecían pacíficos. Como resultado, Bourne y otros socios en desgracia, cayeron en manos de una tribu de 'gigantes patagones'. Los casi cuatro meses que pasaría en condición de cautivo transformaron su viaje en una auténtica odisea que cuenta, con prosa sencilla y vistosa, en Cautivo en la Patagonia, una obra de 1853 preñada de exotismo y aventura. Bourne describe sus padecimientos y privaciones así como los hábitos y supersticiones de esos 'gigantes': la vestimenta, la comida, la caza del guanaco y del puma, y la captura de caballos. El autor no evita giros efectistas ni cierto dramatismo, pero construye un texto verosímil y de muy grata lectura.

ACERCA DE ESTE LIBRO: el libro forma parte de una colección de 26 títulos que publicó Ediciones Continente junto con la Fundación de Historia Natural Félix de Azara de Buenos Aires, todos dedicados a la Patagonia.
Se puede conseguir en librerías fácilmente.

OTRAS EDICIONES:

- Emecé   1998  215 pág






miércoles, 28 de agosto de 2013

MONTEVIDEO Y BUENOS AIRES A MEDIADOS DEL SIGLO XIX - Dr. Amédée Moure


                                                             Editorial Perrot
                                                               1957 - 62 pág

El médico y escritor francés Amadeo Moure llegó al Río de la Plata en 1847.
Conoció el Montevideo de la Guerra Grande y pasó luego a Buenos Aires donde instaló por algún tiempo su consultorio. Espíritu observador y sagaz, tomó nota de sus experiencias de viaje y las utilizó diez años más tarde para escribir dos artículos sobre Montevideo y Buenos Aires.
No pretenden ser cuadros definitivos o acabados sino sólo acuarelas realizadas con pocas pinceladas, en las que la profundidad cede paso a la espontaneidad. Tampoco podrán constituir la fuente principal para quien quiera documentarse sobre el Río de la Plata de mediados del siglo XIX, pero sí le ofrecerán detalles pintorescos, rasgos curiosos, olvidados por otros viajeros de la época.
Las azoteas montevideanas con sus tertulias estivales, las calles y edificios de la Nueva Troya, las procesiones de la semana santa porteña, la burlesca quemazón de los judas cargada de intención política, aparecen registrados en las páginas de este francés culto y algo excéntrico, testigo y fiscal del Río de la Plata de antaño.

ACERCA DE ESTE LIBRO:  ejemplar muy difícil de conseguir. Puede encontrarse en Mercado libre.

viernes, 9 de agosto de 2013

EL RÍO PARANÁ - CINCO AÑOS EN LA CONFEDERACIÓN ARGENTINA (1857 - 1862) - Lina Beck Bernard


                                                                    Emecé 
                         2001 - 220 pág


Un retrato poco conocido de Lina Beck Bernard


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El Museo Histórico Provincial de Santa Fe, ubicado en San Martín y General López, ofrece un retrato prácticamente desconocido de Lina Bernard de Beck. La esposa del fundador de San Carlos, Carlos Beck, vivió en esa ciudad durante los años 1857 y 1862.
Al llegar a Santa Fe, la familia ocupó una antigua casona con mirador, frente a la llamada Plaza del Congreso (hoy plaza 25 de Mayo).
Desde la azotea Lina vio transcurrir aspectos de la vida santafesina que fueron plasmados -entre otros temas- en el libro: “El río Paraná, cinco años en la Confederación Argentina” (1864), una interesante obra que sigue siendo utilizada como fuente para conocer detalles de la cotidianeidad en la región y en la ciudad de antaño. Años después publicó en Europa “Fleurs des Pampas, Scéne et souvenirs du désert argentin” (1872), en relación a los años vividos en nuestro país.
CARTA DE VISITA
En la fotografía se lee: “Sra. Da. Isabel S. de Sotto, obsequio de su amiga Lina B. de Beck. Julio, 1862” (la señora Isabel Sanginés de Sotto era la propietaria de la casa que la familia Beck Bernard alquilaba en Santa Fe).
Este formato es conocido como “carte de visite” o “carta de visita”. Este tipo de técnica se desarrolló en la segunda mitad del siglo XIX y se popularizó durante varios años; el cliché medía aproximadamente 6 cm de ancho por 10 cm de alto.
Un nuevo lanzamiento de la colección El País del Sauce

El río Paraná según la mirada de una viajera alsaciana del siglo XIX

Las editoriales de la Universidad Nacional del Litoral y la de Entre Ríos reeditaron El Río Paraná. Cinco años en la República Argentina de Lina Beck-Bernard, que vivió junto a su familia en la ciudad de Santa Fe entre 1857 y 1862.

El río Paraná según la mirada de una viajera alsaciana del siglo XIX
Puerto santafesino - Lina llegó junto a su marido, que reclutaba inmigrantes europeos para fundar colonias agrícolas.
Las islas del Paraná (…) son verdaderos ramos de flores, elevándose del seno de las ondas como un lugar encantado por algún dios pagano. Aparecen pájaros magníficos, el flamenco con alas rosadas, el ibis de un blanco nieve, cercetas, gallinetas de agua, el cisne blanco con cuello negro y mil otros huéspedes con plumaje brillante que se cobijan en estos nidos de flores o navegan sobre estas aguas profundas; mientras que en la maleza espesa de juncos y cactus, el jaguar o tigre de América espía al viajero imprudente que se aventura demasiado cerca del borde o, a falta de esta presa, acecha los grandes dorados del Paraná que vienen a depositar sus huevos entre hierbas flotantes", escribió la viajera alsaciana Lina Beck-Bernard al contemplar el río desde la goleta en la que llegó con su familia a la ciudad de Santa Fe. Allí vivieron entre 1857 y 1862, en una casona donde tomaría los apuntes de un libro de viajes que escribió tras su regreso a Europa.
Así, en 1864, se publicó en París Le rio Parana: Cinq années de séjour dans la République Argentine. Escritas en francés, estas páginas construyeron un relato singular porque si bien contaban una experiencia transoceánica, también se detenían en la historia de una estadía, de una permanencia en un lugar. El libro se conoció en Argentina recién en 1935, cuando el historiador santafesino José Luis Busaniche tradujo la obra y la publicó en El Ateneo con varios párrafos suprimidos (aquellos donde Lina hablaba mal de Juan Manuel de Rosas) y con un título diferente: Cinco años en la Confederación Argentina. Esa misma edición volvió a publicarse en 2001 por Emecé. Ahora, El río Paraná: cinco años en la República Argentina acaba de ser coeditado por la Universidad Nacional del Litoral y la Universidad Nacional de Entre Ríos, por primera vez con su título original. El texto ofrece traducción directa del francés a cargo de Cecilia Beceyro, la inclusión de los párrafos suprimidos y un extenso estudio –que incluye cronología, bibliografía y notas– realizado por Claudia Torre. De este modo, el itinerario de Beck-Bernard recobra la voz original de la autora, donde aparecen los hechos cotidianos, el río, los animales, las conversaciones, la comida y todos esos pequeños universos que se despliegan con la idea moderna de progreso como telón de fondo. 
Es verdad que el viaje de la autora estuvo indisolublemente ligado a su vínculo marital: su esposo, Charles Beck, lideraba la agencia de inmigración y colonización que propició el tránsito hacia Sudamérica. En ese marco, se entiende que la escritora subraye procesos de diversidad social y cultural en función de cambios que ella entiende como necesarios a mediados del siglo XIX, un momento donde la provincia de Santa Fe se encontraba en un estancamiento económico significativo. Sin embargo, registra los grandes hechos a través de una mirada personal, capaz de combinarlos con detalles casi imperceptibles. Así observa, por ejemplo que si bien las mujeres criollas "no tienen instrucción" sí tienen "educación". "Desde pequeñas, aún niñas, son capaces, de tacto, de trato social, de buen juicio, de sentido común. Tienen en general un espíritu observador, una excelente memoria, una habilidad prodigiosa en todos los trabajos de su sexo, una gran facilidad para aprender y un gran espíritu natural. Todo esto en medio de supersticiones, ignorancia y descuido. Pero se ve que ahí hay buenos elementos", escribe. Con los varones es menos condescendiente (también, con la Iglesia): "El criollo, indolente y supersticioso por costumbre, es por naturaleza un observador malicioso, burlón, aficionado a los epigramas y a los apodos." 
El viaje se inició el 9 de enero de 1857 en el viejo puerto de Southampton, en el sur de Inglaterra, con escalas en España y Lisboa. El primer contacto con América tuvo forma brasilera a través de Pernambuco y Bahía. Luego, junto con las cúpulas redondeadas de Montevideo, aparece el Río de la Plata. Y al fin, navegando en una goleta por el río Paraná, la familia Beck-Bernard llegó por fin a Santa Fe. Todo este itinerario encuentra en la voz de Lina un tono voluptuoso que no pretende ser naturalista y que incluso, dice Torres, puede considerarse una veta de lo que reaparecerá en la narrativa latinoamericana del siglo XX "diseminada en las eficaces operaciones del realismo mágico". Torres también señala que estas memorias de viaje fueron "en tanto actualización del recuerdo de la experiencia de viaje realizada unos años antes, no se limitan a contar la administración de un proyecto colonizador sino que exhiben una versión articulada del Litoral Argentino de mediados del siglo XIX y lo que significó el contacto con este mundo para una mujer ilustrada de 1860".  «

ACERCA DE ESTE LIBRO:  El ejemplar no es muy conocido, hay que buscarlo bastante y la última edición es del año 2001, por lo que hay pocos números dando vuelta.

OTRAS EDICIONES: 
- Ed. El Ateneo       1935   280 pág